Hay quien piensa que el voto en blanco representa algún tipo de desencanto, indignación o repulsa moral a la clase política en su conjunto y, por lo general, los medios de comunicación propagan esa idea. Estupendo por ellos, pero no es cierto. Para empezar, las acciones éticas (sean cuales sean) se caracterizan por ser intrascendentes, es decir: por no tener consecuencias ligadas a su ejecutarse más que su ejecutarse mismo (lo cual es una característica esencial de los “actos éticos” que nos permite hablar de la autonomía de la ética). Votar en blanco tiene consecuencias en el resultado de unas elecciones, por mucho que no lo crea así quien elija esa manera tan elevada de realizarse como individuo.
Esas consecuencias de votar en blanco son debidas a que el sistema electoral español computa dicho voto como “válido”, al igual que el que reciben las candidaturas, y al contrario que el “nulo”. Una vez realizado el recuento, los escaños son repartidos entre aquellas candidaturas que hayan superado cierto porcentaje, pues hay una barrera de entrada que en el caso de unas elecciones municipales es del 5% del voto válido. Por tanto, todo voto en blanco, al computar como válido, hace que el número de votos que una candidatura deba obtener para alcanzar el 5% del voto válido total y -por lo menos- entrar al reparto sea mayor. Hablando en plata: cuando Vd. vota en blanco está generalmente jorobando a los partidos minoritarios y, en consecuencia, favoreciendo a los mayoritarios. La única consecuencia real que puede tener el voto en blanco es disminuir el número de partidos diferentes presentes en una institución.
Para ilustrar esto, podríamos tomar como ejemplo varios casos ocurridos realmente en las pasadas elecciones municipales de mayo de 2011, de las que pronto se cumplirán dos años. Se trata de cuatro casos que los jaleadores del voto en blanco podrían catalogar de “excepcionales”, pero cuya “excepcionalidad” no es otra que la de ser los únicos cuatro casos en los que el voto en blanco resultó definitorio en algún sentido. Si ese sentido fue “positivo” o “negativo” es un juicio de valor que cada cual puede hacer; por ahora, sólo se trata aquí de presentar ciertos datos y ciertos hechos.
- Ejemplo nº 1: Las Palmas de Gran Canaria, un municipio en el que los votantes “en blanco” le quitaron un concejal a CC para dárselo al PSOE
He aquí los resultados del escrutinio:
Como vemos, Coalición Canaria quedó fuera del reparto de concejales al no alcanzar el 5% de voto válido requerido. ¿Cuál habría sido su porcentaje de no haber habido “voto en blanco”?, se preguntarán; helo aquí:
Si calculamos su porcentaje sobre el voto a candidaturas (es decir, sobre el total de voto válido restando el voto en blanco), CC habría entrado al reparto. ¿Y cómo habría sido este?, veamos:
El voto en blanco ha provocado que CC no entrase al Ayuntamiento y que el PSOE tenga un concejal más de los que habría logrado si no hubiera habido voto en blanco. ¿Será esto lo que los habitantes de Las Palmas que decidieron votar en blanco querían provocar?, ¿se habrán realizado como personas humanas y ciudadanos críticos gracias a su elección electoral?.
- Ejemplo nº 2: Soria, allí donde toda propuesta de reforma del sistema electoral español encuentra su mayor escollo
La provincia de Soria tiene la peculiaridad de ser una de las menos pobladas de España, y una de las beneficiadas por el actual sistema electoral español. Cualquier propuesta orientada a mejorar la proporcionalidad del voto y la igualdad de todos los ciudadanos encuentra una resistencia numantina insalvable, a saber: que si todos los votos valieran lo mismo, no habría diputados por la provincia de Soria -dicen-. Existe un enorme aparataje retórico a disposición de quien no quiere cambiar el sistema electoral en el que los intereses y destinos de los habitantes de Soria son mayores banderas. El caso es que la preocupación por los sorianos no parece incluir el curioso hecho de que gracias a quienes votaron en blanco en las últimas municipales, el PSOE sumó un concejal más a expensas de que IU no obtuviera representación alguna en Soria. Vayamos a los datos.
Los resultados de las últimas elecciones municipales fueron, en la ciudad de Soria, los siguientes:
Como vemos, las tercera y cuarta formaciones, IU e “Ides”, se excluyeron del reparto por no alcanzar el 5% de voto válido. ¿Qué pasa si hacemos desaparecer ese voto por arte de magia o por “política ficción”?… Esto:
Los votos de IDES seguirían sin suponer el 5% pero, los de IU, sí. Si incluímos a dicha formación en el reparto de concejales, la resultante sería la siguiente:
El PSOE disfruta en Soria de una mayoría absoluta mayor de la que tendría de no haber habido voto en blanco. Tal vez esa era la intención de los casi 700 sorianos que votaron en blanco, dejar fuera a IU y fortalecer la mayoría absoluta del PSOE, quién sabe…
- Ejemplo nº 3: Girona, un caso curioso donde el voto en blanco favoreció a la cuarta fuerza política
Los caminos del voto en blanco son inesctrutables. Tal vez por eso se llama “en blanco”. En la capital gerundense, las consecuencias de un elevado voto en blanco fueron que Esquerra quedó fuera del Ayuntamiento, recibiendo CUP el concejalillo que de haber alcanzado ERC el 5% le habría correspondido. Es un caso curioso. Vayamos al grano:
Como podemos ver, Esquerra no superó la barrera de entrada del 5%.
Sin voto en blanco, su porcentaje sí habría sido superior a dicha cifra.
En dicho caso hipotético, el reparto de concejales habría sido, pues, tal que sigue:
En este caso, Esquerra conseguiría un concejal en perjuicio de CUP, que quedaría a unos 60 votos de conseguir su tercer concejal (el que consigue CiU por su décimo cociente).
- Ejemplo nº 4: Ponferrada, un caso clásico
Terminamos este muestrario de los efectos reales, contabilizables y objetivos del voto en blanco exhibiendo lo que es un caso reincidente. El Bierzo es una tierra maravillosa, con gente maravillosa y muchos cambios políticos. Una de las pocas constantes es que IU se queda fuera del Ayuntamiento de la capital por más bien pocos votos. En las dos últimas elecciones municipales, la de 2011 a la que corresponden el resto de ejemplos pero también la anterior de 2007, el voto en blanco fue un factor determinante para que dicha coalición no obtuviera representación en el consistorio.
Comencemos por los resultados de las elecciones más recientes, a saber: las de 2011.
El algo más de 2% de voto en blanco hace que el monto de voto válido sea tal que las cuarta y quinta formaciones en número de votos ya no entren al reparto. De no haber habido voto en blanco alguno, el porcentaje de dichas formaciones habría sido el siguiente:
En dicho escenario hipotético, IU sí habría entrado al reparto de concejales. No así el siguiente partido en liza.
El reparto en tales circunstancias habría sido como sigue:
Como puede verse, el voto en blanco registrado en Ponferrada impidió que Izquierda Unida consiguiera representación en el ayuntamiento. El concejal que habría logrado esa coalición fue a parar al PSOE. No es la primera vez que sucede esto, he aquí los resultados de 2007:
Si recalculamos los porcentajes de voto de las dos formaciones que rondan el 5% sobre el total de votos a candidaturas (dejando fuera el voto en blanco) nos encontramos lo siguiente:
Una vez más, si no hubiera habido tanto voto en blanco, una de las formaciones que no entraron en el reparto sí habría alcanzado el 5% de los votos necesarios. Ese reparto se habría materializado entonces de la forma siguiente:
Una vez más, el voto en blanco hace que el PSOE “se coma” al concejal que podría haber correspondido a IU.
- Algunas conclusiones
Resulta la mar de confuso que no poca gente crea que el voto en blanco es una forma estupenda de expresar su descontento con el sistema, con el mundo, con los partidos políticos en general o con todo lo que se menea, pues el voto en blanco sólo propicia una disminución de la pluralidad política en las instituciones.
Esta confusión surge de la falta de correspondencia que parece haber entre las intenciones y creencias de quienes votan en blanco o promueven dicho ejercicio con las consecuencias reales, objetivas y cuantificables de dicha opción electoral. Claro está, que si Vd. se encuentra en una situación tal que no es capaz de decidirse entre los dos partidos mayoritarios, porque le parecen tan fantásticamente maravillosos que le gustaría votar a ambos, entonces sí: vote en blanco, porque es la mejor opción para apoyar al bipartidismo reinante.
Si esa no es la situación, pero el descontento con la oferta de programas electorales es absoluta, no se debería dejar en cuenta lo siguiente: de perjudicar a alguien, el voto en blanco perjudica solamente a los partidos pequeños, y no porque pueda disminuir a la mitad o a un tercio su presencia en las instituciones, sino porque la elimina completamente.
Podría decirse que si eliminásemos las barreras de entrada del 5% en las elecciones municipales o la división en decenas de circunscripciones en las generales lo que hemos señalado aquí no ocurriría. Pero ocurre, y es responsabilidad de cada cual votar a sabiendas no sólo de quién se presenta y de qué propone, sino también de cómo funciona el sistema electoral y por tanto de cómo y en qué se va a traducir su voto.
Espero que lo aquí señalado ayude a despertar una desconfianza absoluta en quienes promuevan el voto en blanco por razones equivocadas.
- Epílogo
«Actualizamos» o editamos el contenido de esta entrada gracias al comentario de un internauta, el cuál nos mencionaba o sugería tener en cuenta el ejemplo de la circunscripción de Madrid en las elecciones de 1993. En estas, el resultado en la provincia madrileña fue el siguiente:
Como podemos ver, el CDS no obtuvo el 3% de voto válido necesario para entrar al reparto. Dado que el voto en blanco computa como válido, ese casi 1% de votos en blancos influyeron en que no hubiera un diputado por el CDS en esa legislatura, tal como muestra la proyección que a continuación mostramos, en la cual conjeturamos cómo habría sido el reparto de diputados de haber habido voto en blanco «cero» en la circunscripción de Madrid en las elecciones generales de 1993.
Lo mejor sería que el voto en blanco fuera COMPUTABLE en igualdad de condiciones y se le asignasen los correspondientes ESCAÑOS VACÍOS. Así también se representaría a toda esa ciudadanía en los parlamentos. Que tenemos derecho a existir.
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VALE. Desde luego, estaría bien que cambiara lo que el voto en blanco es hoy en día.
Lo de la representación por medio del fenómeno de la ausencia no deja de ser una milonga, mera estetización, pero vamos, no seré yo quien esté en contra. De hecho me aprece una buena idea,
Tanto o más que el pan paniscus.
Un saludo y gracias por tu comentario.
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Por eso Escaños en Blanco se presenta como partido y deja el escaño vacío (no tomando posesión del mismo y renunciando por lo tanto a cualquier beneficio asociado).
De esa manera será ese escaño vacío el que represente la verdadera voluntad del votante, y no otro partido (ni siquiera Escaños en Blanco)
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En efecto, buen resumen. Falta el caso más flagrante que no es en las municipales sino al Congreso de los diputados, el CDS se quedó sin diputado en favor del PSOE: http://icon.cat/util/elections/fTZbfGRTbX
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Muy valiosa información, muchas gracias.
Quiero dar un giro importante al significado de que «a los de Soria les beneficia el actual sistema». En Soria su voto vale más pero desde el 78 tan solo pueden votar al bipartidismo. En Soria tienen con el actual sistema mucha menos libertad política, y son obligados a ser esclavos del bipartidismo o a perder su voto. Si eres un votante de Madrid o Barcelona, al tener treinta y pico escaños, puedes votar a bastantes partidos diferentes y puedes apoyar partidos que con poco más de un 3% ya obtendrán representación, mientras que en Soria tan solo puedes votar a partidos que tengan por encima del 30% de los votos, tan solo saldrán uno o dos partidos diferentes. Si a esto le añades que la mitad de los votantes se identifican por completo con izquierda/derecha resulta que tan solo pueden elegir entre votar a un partido o perder su voto. — Por lo tanto los sorianos tienen más peso político pero tan solo para entregarse al bipartidismo. Yo desde luego prefiero poder votar en Madrid o Barcelona, donde mi voto vale una tercera parte pero no estoy obligado a apoyar a los dos más grandes. — Propongo que cambiemos el sentido de este discurso y empecemos a hablar de que en las pequeñas y medianas provincias sus «votos son esclavos del bipartidismo», que les roban la libertad política.
Podemos ir metiendo info aquí:
http://wiki.15m.cc/wiki/Legislación_electoral_española
O en la wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_electoral_española
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Gracias por este estupendo artículo. Hasta la picha estoy ya de votos en blanco y con rodajas de chorizo dentro del sobre mientras los de siempre se descojonan en nuestra cara
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Gracias por tu comentario. No mezclemos churras con merinas: las rodajas de chorizo, los votos nulos, son, como su nombre indica, «nulos», no tienen efecto.
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